En muchas ocasiones, el conjugar tantos estilos para volverlos uno sólo no suele salir del todo bien. Varios han sido los ejemplos de bandas que han intentado mezclar estilos diferentes y han salido por la puerta trasera sin conseguir los resultados deseados. Ya sea porque el producto final acabo en un popurrí de ideas sin sentido y completamente fuera de lugar, o porque simplemente intentaron mezclar sonidos tan opuestos que no llegaron a nada interesante y por descontado a nadie le importó.
Pues para nuestra fortuna, la banda que nos ocupa el día de hoy no es uno de esos casos que mencionamos con anterioridad. No, porque los chicos de Black Breath tenían las cosas más que claras mucho antes de pisar por primera vez el estudio de grabación.
Su EP “Razor The Obliivion” y su disco debut “Heavy Breating” ya nos dejaban en claro que habían llegado para arrasar el panorama de mediocridad que hoy en día infesta la escena, surgiendo como una de las bandas más frescas –que no originales- de los últimos años.
A base de una mezcla perfecta de Thrash metal, Crust punk, Death metal sueco y algunas pizcas de doom, los muchachos surgidos en Washington se han hecho un lugar dentro de la saturada escena underground con el paso del tiempo. Y es que ni el fan más cerrado y huraño podrá negar la genialidad que por descontado poseen estos muchachos, porque aquí no se cuece nada “progresivo” o “avant-garde” para marcar tendencia. Aquí lo que se cuece es una mezcla del sonido de toda la vida, llevado a niveles canónicos de genialidad e intensidad. Porque ya, una cosa es plagiar descaradamente a tus influencias sin vergüenza alguna, y otra muy distinta es usar tus influencias para crear una disfrutable obra esculpida a cincel agregándole tu propio estilo, y esto compañeros es precisamente el disco que nos ocupa el día de hoy, el cual lleva como titulo “Sentenced To Life”.
La portada transmite de una manera amena y sencilla la esencia que esconde el disco. Sin demonios, ciudades en llamas, ni otros clichés por el estilo. No, sino mediante una sencilla ilustración que nos muestra un martillo rompiendo una placa de vidrio, se nos advierte el mazazo sónico que estamos apunto de experimentar. Y es que es así, porque no es sino arrancar “Feast of The Dammed” con ese demoledor muro de sonido creado por esas guitarras que nos traerán a la mente ipso-facto el entrañable sonido de la swedish old school death metal y hacernos postrar de rodillas ante el rotundo martillazo sónico que nos sacude el cerebro sin compasión.
La producción es excelente, los miembros cumplen al pie de la letra, la bestial garganta de Neil McAdams nos taladra el tímpano sin remordimiento, y todos los engranajes funcionan perfectamente para sumergirnos sin concesiones en un torbellino sin escapatoria del que absolutamente nadie saldrá vivo, y por si a alguien aún le quedaban dudas de que estamos frente a un señor disco, ahí llegan “Sentenced To Life” y “Forced Into Possession” para mandarnos de un guantazo a la lona y morder el suelo.
Las influencias de Entombed, Dismember o Repulsion no se dan a esconder en ningún momento, porque desde que estos dos trallazos se abren camino arrasando con todo a su paso, uno puede intuir ciertos guiños a algunos patrones en la manera de crear riffs de las bandas antes mencionadas, fusionándolos con la intensidad y furia del Crust Punk más cafre e intenso que uno se puede imaginar, sin necesidad de caer en plagios o absurdas parodias. Sólo basta con escuchar la manera en que arranca “Forced Into Possession” rompiendo con ese grito ensordecedor lleno de ira que se sampa McAdams y ese estribillo que va tomando forma con unos riffs demenciales y una batería a todo dar. Simplemente es escuchar para creer.
“Home of The Grave” (atención al riff que surge en el min 03:00) y Endless Corpse (¿Quién no reconoce ese tono que sirve como antesala para la canción?) se presentan como temas con cambios de tiempos más trabajados y con los pequeños toques de doom que presenta la banda. Tan sólo basta con prestar atención a partir del 03:15 en “Endless Corpse” para percatarse de esto. Sin duda, los dos temas más redondos y variados del compendio.
“Mother Abyss” y “Of Flesh” (carne Dismember 100%) recuperan el sendero más directo y cañero del disco, las cuales abren paso para “Doomed”, el track más crust de todo el álbum, el cual arranca desde el principio con una velocidad vertiginosa y demoledora yendo directo al grano y sin rodeos. En concreto, es como combinar el ritmo desenfrenado y caótico del Crust Punk con riff made in Dismember.
Y finalmente para cerrar el señor disco que nos llevamos al morral el día de hoy, llegan “The Flame” y “Obey” (pasión y riffs de antología. Atención al solo), las cuales se abren a paso lento, pero efectivo, para proclamar de una vez por todas su merecido lugar entre lo mejor que ha dado la escena underground los últimos años, erigiéndose entre toda la muchedumbre y cerrando el segundo asalto de estos muchachos surgidos de Washington.
Sin duda lo que acabamos de presenciar es una excelente demostración de cómo combinar estilos e influencias de una manera efectiva para conseguir tu propio sonido y sobresalir entre los demás sin necesidad de caer en el fracaso que supone casi siempre el mezclar tantos sonidos en uno sólo. Disco más que recomendado para el amante de la caña huraña y aplastante. Instrumentación excelente, producción bastante cuidada, y lo mejor de todo: Pasión y dedicación por lo que se hace. Black Breath se han convertido en un claro referente a tomar en cuenta los años venideros, pues es una de esas bandas que demuestran que no todo en el metal está perdido, y que aún queda tela por descubrir en la escena.
Puntuación Final: 9.5/10
Track-list:
1. Feast
of The Dammed
2. Sentenced
To Life
3. Forced
Into Possession
4. Home
of The Grave
5. Endless
Corpse
6. Mother
Abyss
7. Of
Flesh
8. Doomed
9. The
Flame
10. Obey
Formación:
Neil McAdams (Voz)
Jamie Byrum (Batería, guitarra)
Eric Wallace (Guitarra)
Zack Muljact (Guitarra)
Elijah Nelson (Guitarra)
Sello: Southern Lord.